En ARG Capital asesoramos a empresas y a fiduciarios en la estructuración de distintos tipos de fideicomisos.
Consta de un procedimiento del que pueden valerse las empresas para obtener financiación, segregando de su patrimonio un número determinado de activos con cuyo rendimiento se atenderá el servicio financiero de los valores negociables emitidos, constituyendo a su vez dichos activos la garantía básica del cumplimiento de las obligaciones de pago asumidas. A diferencia de los fideicomisos ordinarios, el fiduciario de fideicomisos financieros deberá ser una entidad financiera o una sociedad especialmente autorizada por la Comisión Nacional de Valores (CNV) para actuar como fiduciario financiero, y los beneficiarios son los titulares de certificados de participación en el dominio fiduciario o de títulos representativos de deuda garantizados con los bienes transmitidos. Los certificados y los títulos de deuda pueden emitirse con o sin oferta pública.
Es la estructura mediante la cual el fiduciante transmite un bien en propiedad fiduciaria al Fiduciario, garantizando una obligación que mantiene a favor de un tercero. La función del Fiduciario se limita sólo a la tenencia formal de los bienes fideicomitidos para que, ante la eventualidad de incumplimiento del fiduciante de la obligación avalada, liquide los bienes y salde dicha obligación. El bien a transmitir puede ser mueble o inmueble o intangible (ej. marcas).
Es un contrato mediante el cual una persona (física o jurídica) denominada “Fiduciante” transmite en forma transitoria la propiedad de un bien, dinero y/o derechos – presentes o futuros – a otra persona (física o jurídica) denominada “Fiduciario” con el fin de que dichos bienes sean administrados o invertidos de acuerdo a lo estipulado en un contrato específico, a favor del mismo Fiduciante o de un tercero, denominado “Beneficiario”.
Son aquellos contratos de fideicomiso en los que el titular (fiduciante) transfiere la propiedad de bienes o activos al fiduciario, para que éste los administre profesionalmente y, conforme a lo establecido en el contrato, reciba los frutos de dicha gestión en carácter de beneficiario.